Entrevista al grupo gastronómico Los Perejiles, para revista Convivimos
Texto y Fotos: Lucia Baragli
Los Perejiles
“Alimentar el alma”
Un grupo de jóvenes amigos con síndrome de Down y una idea, sumados a una mano inclusiva y a las ganas de crecer, dieron vida a Los Perejiles, el emprendimiento de pizza party que ya lleva más de 260 eventos realizados en poco más de un año.
El timbre suena en el departamento, y el portero eléctrico devuelve un sonido blanco, vacío. Al instante se escucha un “¡Ya voy!” que desciende desde el cielo a la velocidad de un rayo. Mateo, asomado por el balcón, Saluda entusiasmado. Su sonrisa excede los horizones de su rostro. Con un gesto sutil cede el paso en el ascensor, Cierra las puertas y mientras agita el manojo de llaves dice: “Estamos haciendo pollo con puré, ¿vos ya comiste?”.
Como cada miércoles, este grupo de emprendedores se reúne a almorzar y a trabajar en su proyecto gastronómico. Mateo Kawaguchi (22), Leandro López Padros (25), Franco Noseda (19) y Mauricio Roldán (22), acompañados por su coordinador, Leandro López, comparten ideas mientras se divierten.
“Los chicos están encargados de armar la parte societaria y de ir a los eventos”, comenta Leandro, coordinador del emprendimiento, profesor de Educación Física, psicomotricista y acompañante terapéutico. “El objetivo de Los Perejiles era armar una empresa saliendo de las barreras de la discapacidad, los espacios protegidos y la estructura de las fundaciones. Queríamos brindarles autonomía para que ellos pudiesen generar su propio empleo”, agrega.
Si bien los chicos se conocieron en la escuela, junto a Leandro realizan la parte recreativa y de acompañamiento terapéutico en el marco del espacio Taller Sumando. Allí aprenden, entre otras cosas, a viajar solos en colectivo y a desenvolverse de manera autónoma. “En Sumando armamos un espacio de pertenencia”, comenta Leandro, su fundador. Durante la semana ellos preparan la actividad que quieren hacer, usando herramientas como WhatsApp, y durante el fin de semana las realizan. De esta forma los chicos van al cine, de paseo y, una vez al mes, se quedan a dormir en la casa de San Isidro, donde funciona el espacio. Allí se encargan de hacer la limpieza y la comida, sin adultos ni padres.
Llega la hora del postre y Mateo sirve helado para todos. Mientras, Franco se escapa en silencio y se sienta frente al piano, donde por un momento se pierde entre notas musicales. Una vez que estamos todos en la mesa, siguen los chistes y el relato. El emprendimiento comenzó en julio de 2016, y hasta la fecha realizaron más de 260 eventos sociales y otros solidarios. “Hicimos 100 pizzas en Plaza de Mayo para la gente que no tiene casa ni comida”, comenta Leandro López Padros, el más inquieto de los cuatro.
Sus pizzas y empanadas los llevaron a Salta, Bariloche, Miramar y San Pedro. Todos concuerdan en que el sur fue su destino preferido, mientras Mateo agrega emocionado: “Ahí trabajé como barman; serví Campari, cerveza, fernet”. Lo que comenzó siendo un grupo de cuatro, hoy suma más de 25 personas –la mayoría provenientes de Sumando– que se reparten las tareas de producción y atención durante los eventos. “Queremos trabajar con nuevas ideas, incluir más personas”, comenta el coordinador.
Si bien cada cual tiene un rol bien definido durante los eventos, Mauricio, el más callado, dice que, de todas las tareas, él prefiere la de mozo; mientras, Leandro lo mira con sonrisa pícara y remata: “Porque sos hermoso”. Mateo y Leandro estudiaron para panadero, pizzero y pastelero, y los cuatro tienen formación laboral relacionada con la gastronomía. “Nos encanta cocinar”, concuerdan.
Si bien algunos de ellos hicieron pasantías, esta es su primera experiencia de trabajo. Mateo, además, dos días a la semana hace pizzas en La Continental, un conocido local en el centro de Buenos Aires.
Los postres ya se terminaron, y Leandro cuenta anécdotas sobre sus participaciones en programas de TV y radio. Entre risas confiesa que le encantaría hacer una novela; “Me pone muy contento trabajar en Los Perejiles, pero la fama es otra cosa”, explica.
La buena recepción de la gente, sumada a un proyecto inclusivo y responsable, hizo que hoy el horizonte se expanda: “Teníamos idea de armar un food truck, pero ahora estamos viendo de poner una pizzería”, comenta Leandro, y sigue: “Es por ello que estamos con estas reuniones, para comenzar a ver el diseño e ir haciendo pruebas piloto para realizar un servicio completo. Los chicos son super profesionales y muy cálidos, y eso es repiola para la atención al público”.